En días pasados, el INE canceló poco más de sesenta candidaturas de diversos partidos a cargos de elección popular en varias entidades del país. El hecho conlleva una enorme relevancia tanto por el tema de la fiscalización, como en particular por haber implicadotambién a los perfiles de MORENA para el gobierno del Estado de Michoacán y Morelia.
Para comenzar, hay que reconocer que las reglas son claras y además todos los actores políticos tienen conocimiento de ellas porque aplican desde la reforma de 2014. La cancha es pareja y el árbitro debe mantenerse firme pese a verse afectadas candidaturas del partido en el poder. El INE hizo su trabajo, pero ahora vendrá la actuación del muy cuestionado Tribunal Electoral.
Bajo ese tenor, uno de los grandes retos que ha planteado nuestra democracia, es la posibilidad de que el presidente de la República en sus conferencias matutinas, pueda descalificar en niveles preocupantes a las instituciones. Como supremo poder conservador y atentado contra la democracia, fue la calificación a las decisiones del INE. Nada más peligroso en medio de un proceso electoral.
La complejidad del panorama exige la atención de toda la ciudadanía, pues de por medio se pone la legalidad de los procesos de fiscalización, fundamentales y decisivos para elecciones bajo plena legitimidad. El nivel de relevancia, alcanza la posibilidad de que futuros gobernantes hayan sido omisos u opacos en la declaración del manejo de recursos, e incluso de que no sepamos con certeza, de donde o cómo se aplicaron los recursos dentro delas precampañas.
La histórica construcción y fortalecimiento de nuestras instituciones, ha sido de gran peso en la historia de México, por eso mismo las declaraciones del presidente y la falta de responsabilidad de los candidatos en reportar sus gastos en el marco del proceso electoral, exige una profunda reflexión sobre lo que se pone en riesgo en el 6 de junio próximo. El actuar del partido en el poder, es lejano al de la transparencia.
La fiscalización permite que tengamos las bases mínimas para un juego limpio a partir del 4 de abril próximo pues será una condicionante indispensable que no haya, como ya ha ocurrido en elecciones pasadas, inequidad en la contienda con recursos que incluso llegaron de grupos delincuenciales. Por el futuro de nuestra democracia, espero la fortaleza de nuestras instituciones electorales y unas campañas bajo las condiciones más favorables para que la ciudadanía elija libremente. Leo sus comentarios y les saludo con aprecio.