En un entorno mexicano de ensimismamiento por el problema sanitario de la pandemia, y la lucha generalizada -a diferentes escalas-, para alcanzar una candidatura electoral, en México prácticamente pasó inadvertido un periodo importante: los primeros 50 días de gobierno de Joe Biden. No es un asunto menor, si consideramos que la economía de México depende totalmente de Estados Unidos, en tanto que tenemos vínculos afectivos, amistosos, emocionales e históricos con esa gran nación.
Para Joe Biden, mañana será un día definitivo en su joven gobierno pues, tras el apoyo del United States Congress, este viernes se promulgará su gran proyecto de ley de asistencia social y contención de la pandemia denominado Plan de Rescate Estadounidense (American Rescue Plan), que contempla la inversión de 1.9 billones de dólares.
Este emergente plan de apoyo y estímulo económico, considera asignar pagos directos de hasta mil 400 dólares a 85 por ciento de los hogares estadunidenses. Además, extender pagos federales de desempleo de 300 dólares por semana hasta septiembre. Se remitirán miles de millones de dólares a gobiernos estatales y locales para sostener la operatividad de los servicios; desarrollar y ejecutar proyectos de infraestructura; establecer fondos financieros para reabrir escuelas públicas; apoyar financieramente a pequeños comercios –incluidos restaurantes-; y generar un novedoso esquema de apoyo para subsidiar los costos de vivienda. Quizá lo más importante es que servirá para que las escuelas encuentren cierta solidez operativa que les permita abrir a la educación presencial, cuando el gobierno lo autorice; y, para vacunar a casi la totalidad de las y los estadunidenses.
Algunos analistas políticos y expertos en economía de ese país, consideran que este American Rescue Plan, es la acción ejecutiva y legislativa más importante allá, en los últimos gobiernos, lo que le brinda a Biden un piso muy sólido y firme para iniciar su administración y consolidar la influencia del Partido Demócrata. Y es que estas medidas generales, permitirían reducir la pobreza en un tercio, y potencialmente reducir a la mitad la pobreza entre los menores de edad estadounidenses.
Aunque el plan no fue apoyado por legisladores republicanos en el congreso, algunas empresas encuestadoras de ese país, han publicado resultados que establecen que 70 por ciento de las y los ciudadanos de Estados Unidos, aprueban el ambicioso plan de rescate de Biden. Si bien los republicanos atacaron la propuesta que calificaron como un gasto exagerado y partidista, el plan ya se activó y está en marcha.
Desde el primer día, Joe Biden puso en su lista de prioridades inmediatas, la lucha contra la pandemia, y ahora está en camino de lograr la aplicación de 100 millones de dosis de vacunas en sus primeros 100 días, lo que podría cumplirse antes, incluso, pues ya se han vacunado más de 75 millones de personas, a una tasa diaria de aplicación de 2 millones de dosis. ¡Increíble!
Hay que destacar que la estrategia nacional de Biden para combatir la pandemia de Clovid-19 contemplaba crear nuevos centros de vacunación con recursos federales en todo el país; hasta ahora se han habilitado 20 unidades de vacunación con personal militar en activo desplegado por el Pentágono. Además, 441 centros de vacunación cuentan ahora con apoyo federal, dotados de personal, equipo y materiales necesarios para ejecutar activamente la vacunación. El proceso de inmunización, sigue su curso.
En materia ambiental, una de sus primeras acciones ejecutivas fue revocar el permiso de construcción del oleoducto Keystone XL, en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico en el norte de Alaska; y revisar un conjunto de normas aprobado por el gobierno de Trump sobre medio ambiente, salud pública y ciencia. Esto ha generado una corriente de simpatía de las organizaciones ambientalista y de defensa de la naturaleza, y más, porque el 27 de enero de este año, el presidente firmó un decreto que paralizó nuevas concesiones de gas y petróleo en terrenos y aguas federales. Esto en su momento, fue señalado y criticado a Trump, quien jamás ocultó su rechazo a las medidas para contener el calentamiento global, e incluso, desestimó y llegó a negar el cambio climático global.
Prueba del compromiso de Joe Biden con el medio ambiente, es que llevó al gobierno de Estados Unidos a reincorporarse otra vez en la Organización Mundial de la Salud, y a ratificar el Acuerdo Climático de París, tras la salida aprobada por Trump. Además, el 22 de abril, que es el Día de la Tierra, Estados Unidos será la sede de una cumbre mundial ambiental.
En el tema de la inmigración, Biden prometió proponer al congreso una reforma muy amplia y profunda que se entregó al congreso algunas semanas atrás. Al mismo tiempo, detuvo la construcción del muro fronterizo con México; suspendió las restricciones de viajes e ingreso de personas de países con población mayoritariamente musulmana; y diseñó un equipo de trabajo para crear las condiciones materiales y de logística que permita reunir a las familias separadas en la frontera entre nuestro país y Estados Unidos.
En proceso de materializarse, está la reapertura de escuelas del país, que fue una de sus principales promesas de campaña, aunque por la dimensión y gravedad de la pandemia, aún es complicado de lograr.
Otras de las cosas pendientes es su propuesta de reforma de la justicia penal; reautorizar la Ley sobre violencia contra las mujeres; aunque impopular, tendrá que aumentar los impuestos a las empresas; también está pendiente su propuesta de Ley de igualdad. Otro proyecto en suspenso es la Ley por el pueblo de 2021, que representa una reforma integral del sistema electoral. Y el proyecto de ley para proteger el derecho a la organización laboral y fomentar la sindicalización. Y muchas otras cosas, leyes y procesos más.
En términos generales, estos primeros 50 días de gobierno de Joe Biden marcan un escenario profundamente esperanzador para el pueblo de Estados Unidos, que no solo espera superar la pandemia de Covid-19 con el menor daño posible, sino reiniciar el camino para reinstalarse como la principal economía del mundo. Biden podría hacerlo, si se reelige, en menos de ocho años. Seguro.