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Editorial

Es la realidad y les explicaré porque, aún deben pasar 50 años más para que la mitad de las funcionarias de Gobierno sean mujeres

Por: SHEILA MONTAÑO MENDOZA

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Juego de la oca

Si bien la proporción de mujeres en estos puestos es de más del doble frente a 1995, en los últimos años el avance ha sido más y más lento. Mas lastimosamente pasivo ante las evidentes necesidades que arroja la sociedad.

Las Américas son reconocidas como el continente donde hay mayor representación de mujeres en todo el mundo, según la IPU

Sin embargo, parece que esta tendencia parece estar siendo impulsada por los países latinoamericanos, no por los Estados Unidos

Esto es porque, a finales de 2020, la proporción de mujeres funcionarias en la región era de 32.4 por ciento, frente al 29.9 de la Unión Americana

A escala global, los gobiernos siguen siendo controlados casi exclusivamente por hombres.  Apenas poco más de una cuarta parte de los funcionarios públicos en todo el mundo eran mujeres para finales de 2020. Lo anterior representa un avance de solo 0.6 por ciento con respecto a la proporción registrada en 2019. Al ritmo actual, no se espera que se alcance la paridad de género a nivel internacional sino hasta en 50 años, a lo más pronto.

La información fue originalmente emitida por la Unión Inter-Parlamentaria (IPU), compuesta de funcionarios de gobierno de todo el mundo. La conclusión es parte de su reporte anual de “Women in Parliament”. Entre sus descubrimientos, se destaca que solo tres países tienen una paridad de género en sus órganos públicos: Cuba, Ruanda y los Emiratos Árabes Unidos. En muchas naciones, muchas en Asia, se ha detectado que ni siquiera hay funcionarias mujeres.

El secretario general de la IPU , Martin Chungong, apuntó que, para reparar esta situación, es necesario que más países consideren la implementación de cuotas de género. A su parecer, este tipo de sistemas “cuando están legisladas, bien diseñadas y son ambiciosas, tienen el poder de incrementar la representación de las mujeres en el gobierno”. También reconoció el trabajo de países como Estados Unidos (EEUU), donde ya se ven avances recientes cruciales.

Las mujeres y la política

Es fundamental que este segmento de la población sea parte de los órganos de gobierno. De acuerdo con varios estudios desde la sede de ONU MUJERES, hay un nexo importante entre las prioridades legislativas y la presencia de mujeres en parlamentos e instituciones públicas. Por ejemplo, es mucho más probable que se pasen leyes comprensivas en materia de acoso sexual, divorcio, violación y abuso doméstico. Por desgracia, como apunta la IPU, el cambio ha sido notablemente lento.

A eso se le debe de sumar que hasta los avances en representación de género dentro de las instituciones de gobiernos no han sido generalizados. De acuerdo con ONUMujeres, aún si hay más funcionarias mujeres, apenas 22 países en todo el mundo tienen una mujer como líder de Estado. Otras 119 naciones jamás han tenido una mandataria. En sus estimados, no se tendrá una paridad de género real en la esfera superior de la política sino hasta dentro de 130 años.

Dentro de México, la situación no es muy diferente. En un comunicado, el IMCO reconoció que hay mayor representación de las mujeres en legislaciones y secretarías de Estado. Pero, para 2019, solo 18 por ciento de las titulares de las dependencias de la Administración Pública eran mujeres. A eso se debe sumar el hecho que, en general, la participación económica de este sector es baja. Solo el 45 por ciento de las ciudadanas mayores de 15 años trabajan en el país.

Más allá de la esfera pública

Fuera de la representación en órganos de gobierno, también se han realizado reportes en donde se refleja qué tan complicada es la posición de las mujeres en otros entornos. Por ejemplo, en enero, se dio a conocer que el liderazgo entre esta población iba en declive. Lo anterior significa que cada vez menos profesionistas pueden llegar a altos puestos directivos en las empresas. Sus contrapartes hombres, por el contrario, tienen una proporción mayor.

También la pandemia ha probado ser un fenómeno doloroso para las mujeres. No solo hay una proporción más alta de despidos en este segmento de la población. También quienes pudieron mantener sus plazas se han visto afectadas por las condiciones de la crisis sanitaria. Muchas adoptaron toda la carga de trabajo del hogar lo que las ha forzado a aceptar más planes de trabajo flexible. Decisión que, a su vez, podría afectar su chance de escalar en el largo plazo.

El ejemplo más claro es que las elecciones aun simulan la participación de las mujeres, no estarán contendiendo los verdaderos liderazgos. Estarán las que cubren los parámetros de los institutos políticos, mas no la real demanda ciudadana y de preparación que se demanda para tal función. Habrá algunas excepciones, pero serán lamentablemente las mismas.  Mientras la simulación continué, el desapego a la construcción e inclusión social será una constante. 

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