Un grupo de físicos estadunidenses presentó el primer modelo para un impulsor real de curvatura, que permitiría viajar más rápido que la luz por el espacio sobre las ondas del espacio-tiempo deformado y de esa manera poder explorar mundos mucho más lejanos de la Tierra, convirtiéndonos en una especie interestelar.
En teoría, los impulsores de curvatura se doblan y cambian la forma del espacio-tiempo para exagerar las diferencias en el tiempo y la distancia que, en algunas circunstancias, podrían ver a los viajeros estelares moverse a través de distancias más rápido que la velocidad de la luz.
Una de esas circunstancias fue esbozada hace más de un cuarto de siglo por el físico teórico mexicano Miguel Alcubierre. Su idea, propuesta en 1994, era que una nave espacial impulsada por algo llamado ‘impulsión Alcubierre’ podría lograr este viaje más rápido que la luz. El problema es que requiere mucha energía negativa en un solo lugar, algo que simplemente no es posible según la física existente.